Durante los últimos meses hemos estado viviendo en cuarentena, el encierro se ha mantenido durante casi todo este año y con muchas restricciones para que nuestros hijos puedan tener un momento para salir, jugar y respirar fuera de las cuatro paredes de la casa. Esto repercute en su estado de ánimo y en el nuestro. No se trata de ser ingeniosos, como he leído por ahí, sino de que todos necesitamos ese espacio de libertad, de aire y esparcimiento (con todas las medidas de protección) para despejar la mente, para descansar, para distraernos y compartir en un espacio distinto, es por la salud mental de ellos y de nosotros, sus cuidadores. Pero esto es algo que parece ser incomprensible y no esencial para nuestras autoridades. Parece ser irrelevante las necesidades básicas de los niños y niñas, basta con mirar las últimas restricciones de no poder comprarles ropa adecuada para la temporada o juguetes y artículos de arte para entretenerlos durante el encierro, mientras que otros bienes no esenciales sí fueron considerados como tales, por ejemplo el cigarro. ¿Qué saben realmente de las necesidades de los niños y su familias? ¿qué saben de las necesidades de tratamiento de los niños y de los artículos necesarios para ejecutar sus terapias y rehabilitaciones? ¿qué saben acerca de los derechos humanos, que les otorga a los niños la posibilidad del juego y esparcimiento libre? ¿qué saben de salud mental, cuándo somos unos de los países que más han empeorado su salud mental durante la pandemia?
Frente a este escenario es esperable que a veces experimentemos angustia, desesperanza, tristeza, impotencia y rabia. Sin embargo, como padres sabemos el impacto que estas emociones pueden tener en nuestros hijos, en sus conductas, en su sueño y en sus propias emociones. Esto puede preocuparnos y incluso hacernos sentir culpables por lo que estamos traspasando a nuestros hijos, pero es importante no ser críticos con nosotros porque estamos enfrentando un contexto difícil y atípico, sosteniendo un estrés de hace más de uno año, es esperable que a veces no nos sintamos bien. Por otra parte, tener ansiedad ya es una sensación muy compleja de gestionar, por lo que es importante cuidarnos y no juzgarnos, al contrario, lo que podemos hacer es buscar estrategias que nos ayuden a manejar nuestra angustia y estrés, buscando espacios de bienestar.
Es necesario buscar y conocer qué actividades me permiten experimentar la calma, de esta manera, podremos recurrir a estas acciones cuando sintamos que nuestro cuerpo está tenso, ansioso. Sentirnos en un estado de tranquilidad y de calma nos permitirá transmitirles a nuestros hijos esta sensación y podremos contenerlos cuando sea necesario, favoreciendo la regulación.
Acá van algunas ideas que pueden contribuir a que nuestro cuerpo y mente puedan volver a sentirse calmados, tranquilos. Son ejercicios que no toman mucho tiempo, pensando en que muchas veces no contamos con los espacios suficientes para realizar actividades de autocuidado.
- Apretar los músculos: Empezar por los dedos de los pies, elegir un músculo y poner tenso (apretar) con fuerza. Contar hasta cinco. Relajar y notar cómo cambia el cuerpo. Repetir el ejercicio mientras se va subiendo a través de los músculos del cuerpo.
- Respiración abdominal: Poner una mano en el estómago y otra en el pecho. Respirar por la nariz. Inhalar lentamente desde el estómago (se expande como un globo) y exhalar lentamente (desinflar).
- Respiración en 3 tiempos: Inhalar en 3 tiempos. Retener el aire en los pulmones por 3 tiempos. Exhalar en 3 tiempos. Esperar 3 tiempos y volver a empezar. Realizar el ejercicio al menos 4 veces. Los tiempos se pueden ir aumentando en la medida que hemos ido practicando con regularidad el ejercicio.
- Autoabrazo: Poner una mano debajo de la axila y la otra sobre la parte superior del otro brazo, hacer algo de presión como al abrazar a otra persona, y te abrazas a ti mismo. Pega tu mentón a tu pecho y no dejar de inhalar y exhalar por la nariz. Relaja tu cuerpo y permítete sentirte. Mantente así unos minutos, percibiendo la postura y las sensaciones que experimenta tu cuerpo. Al abrazarte estiramos los músculos de la espalda alta, aquellos que con el estrés diario suelen acortarse y a veces causan dolor, pero también, cuando te abrazas te conectas contigo y te da energías.
Estos ejercicios pueden realizarse cuando nos sentimos muy ansiosos porque nos pueden ayudar a regresar a ese estado de calma o seguridad, pero también, es una buena idea practicarlos con regularidad y darnos unos minutos del día para nosotros.
Cuando logremos practicar estos ejercicios –u otros que nos ayuden a reducir el nivel de estrés- con regularidad y nos ayuden a sentirnos tranquilos y más seguros, podremos enseñarles a nuestros hijos esas estrategias que nos han servido y que también podrían ayudarlos a ellos cuando se sientan ansiosos. Los ejercicios anteriores son recomendados para todas las edades, por lo que se pueden compartir fácilmente con nuestros hijos.
Otra sugerencia importante es que podamos identificar los estímulos que gatillan nuestros estados de ansiedad. Si bien a veces es inevitable sentir ansiedad, podemos identificarla y tomar acciones para no quedarnos en ella, por ejemplo, si las noticias relacionadas al covid me abruman o deprimen, es mejor evitar o limitar el tiempo que le dedico a las redes sociales y a leer noticias.
Por otra parte, es importante encontrar un sistema de apoyo. Nuestros cuerpos necesitan del contacto con el otro, tanto a nivel emocional como fisiológico para sentirnos seguros. Necesitamos sentir una conexión real para sentirnos tranquilos y una reciprocidad en el escuchar y hablar para sentirnos en sintonía con el otro. Sin embargo, en estos tiempos de distancias esto se ha vuelto muy complejo, y debemos buscar nuevas formas para mantener la conexión social, una de ellas son las videollamadas, requieren mayor esfuerzo pero son una gran alternativa para no estar desconectados o aislados socialmente y así poder sentir el acompañamiento y ese vínculo que tanto necesitamos. Hoy existen grupos virtuales de apoyo a crianza, de círculos de madres y padres que acompañan en este proceso y que puede ser muy bueno participar de esos espacios para compartir nuestras experiencias, para recoger estrategias que a otros le han servido y construir entre todos una red de apoyo.
Si a pesar de que has intentado diferentes estrategias sigues sintiendo altos niveles de ansiedad puede ser una buena opción buscar apoyo profesional, para ayudarte a gestionar esas emociones disruptivas. Recuerda que es fundamental cuidarnos para poder cuidar a nuestros hijos.