Como padres, siempre queremos lo mejor para nuestros hijos. Pero a veces, nos enfrentamos a desafíos que nos superan y surge la duda: ¿es esto una fase normal o es momento de buscar ayuda profesional? En general, se recomienda buscar ayuda si el comportamiento de nuestro hijo persiste durante algunas semanas o más; o si le causa angustia al niño/a o a la familia; o interfiere con el funcionamiento en la escuela, en la casa o con amigos. Si el comportamiento de su hijo no es seguro, o si habla de querer lastimarse a sí mismo o a otra persona, se debe buscar ayuda de inmediato.
Reconocer que podríamos necesitar el apoyo de un psicólogo infantil no es un signo de fracaso, sino un acto de profundo amor y responsabilidad.
Confía en tu Instinto de Madre o Padre
Antes que todo, si algo en tu interior te dice que las cosas no van bien, escucha esa voz. Eres quien mejor conoce a tu hijo/a. Dicho esto, hay algunas señales concretas que pueden indicar que el acompañamiento terapéutico sería beneficioso.
Señales a las que Prestar Atención
Los niños pequeños pueden beneficiarse de una evaluación y tratamiento si:
1. Tiene tormentas emocionales –conocidas como pataleta- frecuentes o está muy irritable la mayor parte del tiempo.
2. Habla a menudo de miedos o preocupaciones.
3. Se queja de dolores de estómago o dolores de cabeza frecuentes sin causa médica conocida
4. Duerme demasiado o muy poco, tiene pesadillas frecuentes o parece somnoliento durante el día.
5. No está interesado en jugar con otros niños o tiene dificultades para hacer amigos.
6. Lucha académicamente o ha experimentado una disminución reciente en las calificaciones.
7. Repetir acciones o revisa las cosas muchas veces por temor a que suceda algo malo.
Los niños mayores y los adolescentes pueden beneficiarse de una evaluación y un tratamiento si:
● Han perdido interés en cosas que solían disfrutar.
- Tiene poca energía
- Duerme demasiado o muy poco o parece tener sueño durante el día.
- Pasan cada vez más tiempo a solas y evitan las actividades sociales con amigos o familiares.
- Hacer dieta o hacer ejercicio en exceso, o teme subir de peso.
- Realiza conductas de autolesión, como cortes en su cuerpo, quemarse la piel, tirarse el pelo
- Fumar, beber o consumir drogas.
- Participar en comportamientos peligrosos o destructivos solo o con amigos.
- Tiene pensamientos suicidas
- Tienen períodos de energía y actividad muy elevadas y requieren mucho menos sueño de lo habitual
- Decir que creen que alguien está tratando de controlar su mente o que escuchan cosas que otras personas no pueden escuchar.
(Llamado a la acción final):
Buscar ayuda es el primer paso hacia la solución. Si te identificas con una o varias de estas señales, no tienes por qué enfrentarlo en soledad. Una evaluación a tiempo puede marcar una gran diferencia. [ Agenda una primera consulta online conmigo y conversemos ]