Los grandes olvidados, los niñ@s y adolescentes

Desde marzo estamos viviendo una situación inusual; hemos tenido que volcarnos a nuestro hogar, limitando las salidas y dejando de ver a nuestras familias y amigos. Todo esto ocurrió de manera repentina y nos tuvimos que re-organizar en lo cotidiano, aprender a distribuir nuestro día entre las labores de la casa, del trabajo y el cuidado de nuestros hijos. Sin duda que ha sido un gran desafío para todos, incluso para nuestros niños, que están creciendo en este confinamiento y viviendo momentos de ansiedad a causa del encierro y de las problemáticas que pueden haberse gatillado dentro de los hogares.
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Desde marzo estamos viviendo una situación inusual; hemos tenido que volcarnos a nuestro hogar, limitando las salidas y dejando de ver a nuestras familias y amigos. Todo esto ocurrió de manera repentina y nos tuvimos que re-organizar en lo cotidiano, aprender a distribuir nuestro día entre las labores de la casa, del trabajo y el cuidado de nuestros hijos. Sin duda que ha sido un gran desafío para todos, incluso para nuestros niños, que están creciendo en este confinamiento y viviendo momentos de ansiedad a causa del encierro y de las problemáticas que pueden haberse gatillado dentro de los hogares.

Al hacer una pausa y reflexionar, es posible darnos cuenta que dentro de esta crisis, los grandes olvidados han sido nuestros niños. Las autoridades señalan que los niños no son población de riesgo, por lo que no existen medidas que velen por su protección, a pesar de que hay 257 niños menores de 5 años hospitalizados por COVID-19 (6 de junio, El Mostrador) y se desconoce el impacto que este virus puede tener a largo plazo en el desarrollo.   

Por otra parte, en muchos edificios, se ha restringido el uso de espacios comunes como áreas verdes, a veces, no por una medida de cuidado, sino por las molestias que causa en los vecinos el ruido de los niños riendo, jugando. Vulnerando el Derecho Humano de los niños a jugar, “Los Estados Partes reconocen el derecho del niño al descanso y el esparcimiento, al juego y a las actividades recreativas propias de su edad y a participar libremente en la vida cultural y en las artes” (Unicef). 

Es más, se tuvo presente la necesidad de pasear de los animales y se creo un permiso para eso, pero no se pensó en la necesidad de los niños de aire libre, de no estar encerrados todo el día, muchas veces, en condiciones estrechas de espacio, no se visualizó la necesidad de jugar para su desarrollo, para distraerse, para aprender, para entender su mundo. Al final, cómo se maneja estas situaciones depende de cada comunidad, de cómo enfrentan los desafíos ahí donde no hay una indicación de las autoridades, se trata de ser empáticos y valorar la infancia. Escuché por ahí, que en un edificio, las familias se inscribían por horarios para bajar y luego se desinfectaba todo. Siempre hay posibilidades, pero hay que pensarlas y buscarlas. 

Este escenario es parte de la invisibilización que los niños y familias tienen en nuestro país. No hay políticas públicas, no existe una ley integral de protección a la infancia. No se piensa en cuidar a las familias y apoyar a los padres en la crianza en ninguna de sus etapas. Incluso ahora, con la actual crisis no se ha decretado el postnatal de emergencia, dejando a los padres en una situación muy precaria y angustiosa, ya que no hay redes que puedan apoyar en el cuidado mientras esté la crisis sanitaria, más aún, en las comunas en cuarentenas. Afectando los vínculos entre padres e hijos.

Lo que estamos viviendo fue repentino para nosotros y también para nuestros hijos, de un momento a otro se les indicó que sus colegios cerraban por unas semanas, estando en el debate por mucho tiempo si regresaban o no a clases –sin considerar los riesgos que la medida podía tener, haciendo uso de las vacaciones cuando las condiciones que estamos viviendo no se asemejan en nada al período de vacaciones-, dando la impresión que la medida de no retornar obedece más a la presión social y política, que a un proceso de reflexión y evaluación de lo riesgo, al contrario, sigue apareciendo que la mirada está puesta en los números y en pruebas de medición y no en el cuidado de nuestros niños y niñas.  

El confinamiento es un gran reto para cualquier familia, sin embargo, las dificultades que representa para cada familia son desiguales, algunas se verán sometidas a mayores condiciones de estrés y angustia –por factores, como por ejemplo, la cesantía, el hacinamiento, pobreza, miedo a contagiarse-, afectando a todos los miembros de la familia, especialmente a los hijos. 

Como psicólogos, sabemos el impacto que el estrés sostenido –como el provocada por esta crisis- tiene en el desarrollo emocional y neurológico de los bebés y niños, activando el sistema nervioso y ritmos fisiológicos; afectando el sueño y la alimentación, causando episodios de irritabilidad y desregulación emocional. Estos cambios conductuales afectan a los padres de los niños, quienes ya están sometidos a altos niveles de estrés. Dificultando, en ocasiones, que puedan responder de manera contenedora frente a estas conductas, siendo posible, que aparezcan algunas respuestas inadecuadas y desreguladas. Sabemos que estamos viviendo una situación extrema, donde todos hemos visto disminuida nuestra capacidad de responder adecuadamente, a la altura de lo que merecen nuestros hijos. 

A veces, pareciera ser que los únicos que siguen respondiendo de manera adecuada son ellos; siguen creciendo, aprenden a caminar, a hablar, a contar, etc. Nos regalan sonrisas y abrazos, a veces, cuando más lo necesitamos. Nos enseñan, que los cuidados y los cariños son entre toda la familia, y no solo desde los padres a los hijos. 

Sin embargo, sabemos que estas condición sostenida de estrés puede ser un escenario para la presencia de conductas maltratadoras, produciéndose en algunas familias situaciones de violencia, aumentando la intensidad y frecuencia en algunos casos, pero aún nadie habla de cómo ha aumentado el maltrato ni el abuso sexual en niños y adolescentes, solo se han referido a números en relación a la violencia de pareja, olvidando que éstas se dan dentro de un contexto familiar, donde hay hijos, quienes también se transforman en víctimas de esa violencia. De nuevo, los niños y adolescentes son los grandes olvidados. 

En este sentido, ¿quién se preocupa de la salud mental de nuestros niños y adolescentes? Pero también, ¿quién se preocupa de la salud mental de los padres? La invisibilización a estos temas, es también una forma de violencia. 

Olvidamos que la crianza no es solo de los padres, que se requiere de una comunidad para criar. La crianza es tarea de todos. 

Entonces, desde nuestros recursos y posibilidades ¿Cómo podemos sostener los buenos tratos hacia nuestros hij@s en este contexto adverso? 

Es importante, que cada adulto, que cada padre, pueda tomarse un tiempo para reflexionar, para pensar cómo deseamos vivir este momento y cómo deseamos continuar viviendo nuestras vidas, qué es lo importante, que cosas podemos soltar y dejar de exigirnos, qué queremos transmitirles y enseñarles a nuestros hijos. Como padres, somos su espejo, hoy le mostramos cómo enfrentar la adversidad, como reaccionar frente a situaciones estresantes –las que siempre se darán en algún minuto del camino-. 

Es importante buscar espacios para disfrutar juntos; reír, bailar y jugar libremente, para que cuando miremos hacia atrás, y más importante, para que cuando ellos miren hacia atrás, puedan recordar este momento de manera positiva, en la que sus padres estuvieron presentes y los acompañaron en sus temores y ansiedades, que fue una oportunidad para estar en familia, construyendo habilidades y herramientas para la vida, aprendiendo que su hogar es su espacio seguro, es su base a la que podrán retornar –psíquica y físicamente- siempre que lo necesiten.  

Referencias

El Mostrador. Extraído el 6 de junio, 2020, desde: https://www.elmostrador.cl/dia/2020/06/07/257-menores-de-5-anos-estan-hospitalizados-por-covid-19-en-chile-contagios-en-ninos-superan-los-2-mil/

Los niños, niñas y adolescentes tienen derechos. Los establece la Convención sobre los Derechos del Niño. Extraído el 6 de junio, 2020, desde: https://www.unicef.org/chile/los-ni%C3%B1os-ni%C3%B1as-y-adolescentes-tienen-derechos

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Claudia Hernández

Claudia Hernández

Psicóloga de Niños y Adolescentes. Acompañamiento para madres y padres en las tareas de crianza